Un hombre maduro, frente al retrato de su madre a la que acaba de enterrar, confiesa el gran secreto de su vida. Con una excalamación desgarradora proclama lo que le ocultó durante más de media vida para no herirla con sus traumas: “¡Madre, es verdad, soy gay!”
Lo que sigue no puede ser más que la historia de una vida torturada; una vida levantada sobre el diálogo silencioso que busca lorquianamente su voz.
La luz más intensa frente a la sordidez: la busca de la amistad y del amor de un niño dulce, de un adolescente apasionado y un joven que se quiebra por obra de una violación sádica a manos de una banda de salvajes.
El espectro de una época y de unos protagonistas que personifican el tiempo de silencio de aquella dictadura, generadora de secuelas tan crueles como el drama al que asistimos.
Este hombre maduro y tierno persigue ante nuestros ojos, un sueño de amor.