A través de la fusión de la excelencia y virtuosismo de las formas barrocas con las posibilidades infinitas que ofrece el mundo moderno que rehúsa todo limite, el autor propone un nuevo enfoque dramático a través de una fórmula que aúna la exigencia de los metros clásicos con la libertad de enfoque de nuestros días, en la que todo vale si contribuye a una idea, a un objetivo. El ideal brevemente descrito es el ideal del autor para la composición de todo tipo de argumentos y para la composición dramática en general: la contraposición extrema, el mayor contraste posible entre los elementos, virtuosismo lírico, retórico, poético. Pensando que no sólo es posible seguir más allá de donde fueron los clásicos, sino que hoy es el mejor momento para ello, La Dama del sepulcro nos presenta la porfía de un arqueólogo en encontrar su propia Dama de Elche, con la que ha soñado repetidamente en una obsesión que le llevará hasta Cádiz, y es allí donde, junto a sus camaradas aprendices, tratará a toda costa de dar con el yacimiento, enamorándose por el camino, luchando por no perder el rumbo de su empresa. La Dama querrá ser encontrada, espectro de la historia, y lo será en el lugar más insospechado.