La trama transcurre a comienzos del siglo XVII en una pequeña localidad navarra perteneciente al Condado de Lerín, en la Merindad de Estella. Uno de los personajes más notorios del lugar es don Miguel, abad y beneficiario de la parroquia, así como tesorero del Conde, quien había instituido un mayorazgo en el pueblo con la idea de asegurarse la tranquilidad los últimos años de su vida, pero a consecuencia de su carácter fullero y enredador, se encontraba por esas fechas enfrascado, muy a su pesar, en la construcción de un humilladero por imposición del Conde de Lerín, como castigo y penitencia a sus reiteradas fechorías. El señor abad usará todas las artimañas a su alcance para eludir el oneroso desembolso que supone sufragar a sus expensas tal obra, recurriendo al engaño e incluso al pacto y alianza con quien no tiene sombras, ni de lejos, de cristiano. El resultado no es el esperado por don Miguel, sin embargo, intentará proseguir con sus insidias aun en el más allá.