NUEVA COPRODUCCION ESCENAMATEUR
NADA MÁS LEJOS O MÁS CERCA DE LA REALIDAD
La comedia de Las Lalis, coproducida por Escenamateur y el Festival Internacional de Teatro Amateur de Girona, nos dio muchas alegrías. Recuerdo nítidamente esos días de abril del 21 en los que iba sacando escenas que leía mi compañera de vida en voz alta y cómo acabábamos llorando de risa. Los gemelos de Plauto es, sin duda, la perfecta comedia de situación, pues funciona como un reloj suizo aunque lo ambientes en la Barcelona preolímpica más canalla y, en este caso, las gemelas sean anarcopunkarras. Después vinieron más regalos, un proceso de montaje intensivo con una convivencia maravillosa, una gira por Extremadura y Cataluña en la que cada función era una fiesta y, por último, la guinda del pastel, conocer en Girona al dúo Serendipia y a su directora. Marilyn Petito, Mercedes Arguimbau y Florencia Patiño, llevaron a Fitag un espectáculo clown, Años luz, con el que disfrutamos todos y, a título personal, supuso lo más fresco y divertido que había visto en los último años desde un patio de butacas. El flechazo fue mutuo, por lo que el siguiente paso cayó por su propio peso: coproducción internacional España-Argentina. Pepe Martínez, el productor extremeño de Las Lalis y al que también le va la marcha, me dio su bendición y Escenamateur y la Universidad Nacional de las Artes de Argentina; donde se habían formado las Serendipias y la argentina afincada en Girona de nuestro elenco de la comedia plautina: Antonella Posso; su apoyo y un marco de referencia institucional dónde encajar este nuevo lienzo, al que no dudaron en sumarse la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura y FATEX. Antonela Tonizzo, en sustitución de Flor en España, y Jose Corbacho, Blanca Carrillo, Pablo Manchón y Ceci Crespo, integrantes a su vez del anterior proyecto, completaron el grueso del nuevo elenco. Además, Pepe Martínez, Eva León, en España, y Maripaz Díaz, en Argentina, también ambas del equipo de Las Lalis, hacen dos papeles breves, pero, imprescindibles para contar Pesadilla de una noche de verano, versión del casi homónimo de Shakespeare, en el que se reflejan las andanzas de una cooperativa teatral internacional que aborda una última jornada de ensayo antes del estreno de El sueño de una noche de verano y a la que le quedan algunos cabos por atar.
El teatro reflejando la vida sobre unas tablas recién barnizadas; juro por la memoria del genio de Stratford-upon-Avon que todas y cada una de las surrealistas situaciones metateatrales de nuestra función las he vivido en primera persona en mi carrera como actor; eso es Pesadilla. Hay mucha verdad y poca ficción en nuestro montaje; y no solamente por el sustento de mis experiencias escénicas; ni en los aristócratas, ni en los artesanos, ni siquiera en los personajes de ese bosque ateniense enraizado en la mitología griega, pero, con aroma a cultura celta que ideara el amigo Guillermo, pues todos ellos florecen a partir de los personajes de la singular cooperativa teatral internacional que se afana por llegar a la hora del estreno salvando mil vicisitudes, y, todos ellos, están hechos con el mismo cuidado y el mismo cariño por un elenco que ha trabajado con una actitud y un rigor dignas de cualquier compañía nacional.
Treinta y un personajes para diez actores, hemos quedado a las 9:00 y a las 21:00 horas está
programado el estreno, pasan la mañana achicando agua, ni una sola pasada general, el cargo de director que fluctúa como la cotización de un pesito en los mercados, necesidades vitales básicas sin cubrir, un productor al que le chupa un huevo el asunto, demasiados cambios de vestuario para llegar a tiempo a escena, pasan las horas, vamos de mal en peor, ya hay público en la puerta, histeria colectiva: ¿puede haber mejor Pesadilla?
Jesús Manchón
presidencia@escenamateur.org
