"El teatro amateur es tan diverso y extendido como invisible", explica Alejandro Cavadas, presidente de la Confederación de Teatro Amateur en España, Escenamateur. Y así lo corroboran los datos del primer gran estudio sobre la situación de este sector en nuestro país —impulsado por el Ministerio de Cultura y financiado gracias a los Fondos de Recuperación Europeos NextGeneration— y que adelantan a RTVE.es desde la confederación que agrupa a las asociaciones autonómicas de grupos de teatro amateur.
Se estima que en España existen unos 2.500 grupos de teatro no profesional (de carácter formal, con estructura de asociación, fundación o vinculados a centros educativos primarios, secundarios y universitarios) que involucran a unas 50.000 personas y que hacen algo más de 26.000 representaciones anuales, reuniendo cada año en las salas a casi 4.000.000 de espectadores.
El estudio completo, dirigido por el ex secretario general de la Academia de las Artes Escénicas de España, Robert Muro, es el primero que se aborda en nuestro país sobre la situación del Teatro Amateur en España. "No se había realizado hasta la fecha una investigación de tal calibre", apunta Cavadas. En este momento, están finalizando su edición para la presentación pública del mismo que se realizará para todos los medios a finales de febrero.
Desde la confederación están convencidos de que el sector del teatro no profesional tendrá una pujanza importante en los próximos años. Entre otros motivos, porque cada vez son más las Administraciones Públicas y las entidades culturales que entienden las políticas públicas culturales de otro modo. "Ya no se basan solo en la exhibición o en la dotación de productos artísticos, sino que tratan de dotar al ciudadano de un acceso a la cultura global", explican desde la dirección de Escenamateur.
Este acceso a la cultura global pasa necesariamente por fomentar la experiencia creadora e incluir a los ciudadanos como agentes transformadores. También buscan potenciar las capacidades creativas de los contribuyentes, como ocurre en otros países de nuestro entorno. En Italia y Francia el tejido amateur de las Artes Escénicas alcanza los 10.000 y 12.500 colectivos respectivamente. Muy lejos de los 2.500 con los que contamos en nuestro país.
La Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) en su Nueva Guía para la evaluación de las políticas culturales del año 2022, también recoge esta previsión de futuro pujante y cambio necesario en las políticas culturales que afectan de lleno al sector del teatro amateur.
Desde el año 2021 —e impulsado también por los Fondos NextGeneration de la Unión Europea—, en Escenamateur han puesto en marcha una Red de Centros Educativos que fomenta el teatro en las aulas, a la que por ahora se han sumado 45 centros de educación primaria y secundaria en toda España. El objetivo es utilizar las buenas prácticas en el desarrollo del teatro como elemento dinamizador y transversal de los programas académicos.
"Precisamente, esta misma semana hemos enviado una carta al Ministerio de Educación mostrando nuestra predisposición a colaborar en los nuevos programas de refuerzo de la comprensión lectora para la mejora del Informe PISA", explica Alejandro Cavadas. La familia del teatro amateur tiene la capacidad, la experiencia y la implantación en todo el territorio para poder "utilizar la dramatización en el fomento de las competencias clave desde una posición lúdica, creativa y socializadora", asegura el director de la Confederación de Asociaciones de Teatro Amateur.
“Ser amateur no es menos que ser profesional. Simplemente, es otra manera de hacer las cosas. La raíz de la palabra ´amateur´ es amor, alguien que hace algo por amor es un amateur. Alguien que hace las cosas para poder pagar sus facturas es un profesional. Los amateurs tienen más integridad que los profesionales. Si eres un amateur tienes menos conflictos de intereses y menos motivos para no decir la verdad que si tienes que conseguir pagar tus facturas y agradar a todo el mundo”. Esta digresión del informático, empresario y escritor estadounidense Dave Winer es un estrambote tan justo como necesario para bajar el telón de esta buena noticia.