Con Ñaque se inicia un diálogo con el público, desde el primer momento en el que se le interpela, por qué están aquí, en el teatro, al mismo tiempo que se pone de manifiesto, la soledad del actor, sus miedos y sus necesidades, sus motivaciones y el valor de la actuación sin artificio, invenciones o novedades.
Dos pícaras, juegan al meta-teatro de Sanchís Y logran que el espectador empatize con la picaresca, la necesidad, la vulnerabilidad del actor, la importancia del texto sin adorno y la escucha activa del público.
Un público al que se le incita a un intercambio de papeles, a pasar de la mera escucha a la acción, momento en el que las actrices asumen la posición de mirar y escuchar y esperan a que el público interprete; segundos en los que los espectadores experimentan el miedo al vacío y ponen en valor el trabajo del actor.
Primer Acto dá una vuelta de tuerca a la obra, interpretada por dos mujeres, hecho imposible en su época, al mismo tiempo que ilustra a los asistentes en los diferentes tipos de representantes de la época, así como maneras de las representaciones, un poco de un auto, un entremés, recitan unas loas y algún romance.
Ñaque dos actrices de Primer Acto Teatro, que no llevan sino una barba de zamarro ,tocan el tamborino y cobran a ochavo.