Esta obra apela a la sangre, remueve la bilis y afecta al hígado. ¡Tengan cuidado!
Esta obra es una patada en la boca que mella la dentadura, es un puñetazo en el estómago que roba el aliento, es un tortazo que agita los sesos y hace tambalear las convicciones. Esta obra es una performance activa del delirio. Pura transgresión, subversión, incorrección. Ahí reside su virtud y su mérito. Su defecto y maldición.
Esta es una obra que no puede dejar a nadie indiferente porque hurga en las más profundas creencias. Es el espanto personificado. Pero, eso sí, esta obra es puro teatro. Una TRAGEDIA con mayúsculas, una tragedia contemporánea rebosante de horror.
Así que, ya lo saben, no digan que no les hemos advertido.