Picasso plasmó en su cuadro “Guernica” el horror de una guerra, reflejado en la masacre de una pequeña villa del País Vasco. Cada uno de los personajes de su cuadro, ya sean humanos o no, nos expresan en primera persona sus sentimientos contrapuestos, sus agonías mantenidas en un cerco del que es imposible escapar. Las pinceladas de pintor se convierten en palabras que testimonian una realidad que se repite continuamente a lo largo de la historia y que gritan “Basta ya” ante tanta incongruencia que genera dolor y ruina para todos.
Picasso, tras completar su obra, rompió el pincel con la esperanza de que su cuadro se convirtiera en símbolo, en icono de lo que no debe volver a pasar.