Los bosques de Nix, adaptación de la obra de Javier Tomeo, pretende ser una reflexión y sensibilización en torno a lo negativo de la guerra y a las terribles consecuencias de la violencia.
Con las voces de sus protagonistas femeninas, que se hacen universales y se convierten en el llanto de todas las mujeres que sufren la ferocidad de la guerra, pretendimos despertar, siquiera unos instantes, nuestra aletargada conciencia ante los conflictos bélicos.
Las mujeres de los bosques de Nix pertenecen a la leyenda de Troya, míticas mujeres griegas y troyanas. Como representantes de esa guerra vivida por sus protagonistas, Lisístrata y sus tres comadres enlazan los tiempos arcaicos con nuestro siglo XXI. Hécuba, Andrómaca, Casandra e Ifigenia condensan y asumen el dolor universal. En Helena, Clitemnestra, Penélope y Electra la guerra se hace pasión despechada, asunto de amantes. A todas ellas se las imagina Javier Tomeo perdurando una eternidad en los ficticios Bosques de Nix, que es la diosa de la noche, madre del suelo y de la muerte.
A estos bosques atemporales va a buscarlas un mensajero de estos tiempos, pidiéndoles ayuda para parar otras guerras, las de hoy y las de mañana. Las mujeres protagonistas se cuentan, le cuentan, su versión de la historia, y así ellas se liberan de su peso milenario, mientras el mensajero se nutre de las penas, los amores, las gracias y las desgracias de esa tribu de míticas mujeres.