¡Hay motín, compañeras! adaptación de la obra de Alberto Miralles narra la historia de una publicitaria que utiliza un motín en la cárcel de mujeres para promocionar un nuevo producto lácteo, sin saber que el motín ha sido utilizado a su vez como excusa para ocultar la muerte de dos presas.
La obligada convivencia de los reporteros de televisión y la publicitaria con las internas provocará situaciones insólitas, dramáticas y a la vez divertidas que desembocarán en un final tan optimista como inesperado. Con su característico sentido del humor, el autor critica el despiadado mundo de la televisión, los reality show y la telebasura, la violencia doméstica y la discriminación femenina.